Cuentos de navidad

sábado, 29 de noviembre de 2008

La noche buena se presentaba fría y lluviosa. La esperanza de que callera un poco de nieve se fue disipando a medida que pasaba la noche. Todo el mundo corría hacía sus casas con las últimas compras para la cena, ilusionados porque iban a preparar el mejor plato para sus más queridos allegados. En medio de tanta gente, había una muchacha con un carro medio vacío, paseando lentamente por los pasillos, ojeando los turrones de chocolate y mazapanes. Ella parecía estar en otro mundo, no pertenecía a toda a aquella masa de personas que corrían apresuradas para llegar los primeros a las cajas. Clara parecía no tener prisa. Sabía que nadie la esperaba en casa.

Tubo que hacer una cola inmensa, pero pareció no importarle. Esa iba a ser la última vez en aquella noche que iba a ver a personas a su alrededor. Estaba sola, completamente. A penas tenía amigos, y estos eran del trabajo, no le gustaba mezclar la vida privada con la laboral. De familia, no tenía nada más que a un hermano, pero vivía lejos, muy lejos, así que llegados estos días sola se veía.

Al llegar a casa miró el contestador. No tenía llamadas. Guardó la compra y dejó encima de la mesa un turrón de yema, unos cuantos frutos secos y una pizza cuatro estaciones, su favorita.

Se puso a calentar el horno, cuando el móvil sonó en su bolso.

El corazón le dió un vuelco, pues pensó que tal vez su hermano se le había adelantado para felicitarla, sería la primera vez pues ella siempre era la que iniciaba la conversación navideña con él. No le dió tiempo, la persona que fuera colgó. Abrió el bolso ya sin tanta prisa y ojeó el número. No lo reconoció, no estaba en su agenda "alguien se abrá equivocado" Se lo llevó para el comedor, para tenerlo más a mano cuando volvió a sonar de nuevo:


- Sí, hola... dígame
- ... ¿Carlos?.., no está Carlos - La voz del otro lado era la de un hombre joven. Clara no la reconoció así que sus sospechas iniciales eran ciertas, se habían equivocado
-No, se equivoca. - Iba a colgar, pero aquella persona insistía...
- ¿He llamado al número 658 522 520? - Clara insistía en colgar. No tenía nada de que hablar con aquella persona.
- Si, pero aquí no hay ningún Carlos, así que...
- No puede ser. Ayer mismo le llamé a este número, que me lo guardé en la agenda y no puede ser. Debe de haber algún error. - Clara suspiró. No era la noche adecuada para colgar y dejarle a medias. Tampoco no era así durante el año.
- Pues lo siento. Ha debido de haber una confusión. Este es mi número de hace tiempo, ha debido de ser un cruce. Suele pasar.
- ... Pues ... Perdona... te estoy entreteniendo. Debes de estar ocupada con la cena familiar. - Clara mentalmente tenía la contestación "Si, ahora mismo iba a meter el pavo en el horno" pero no supo cómo de su boca salieron otras palabras bien distintas ...
- No te preocupes, ceno sola... - Se mordió el labio y daño se tubo que hacer porque exclamó un grito sordo que a su interlocutor no le llegó.
- ... ¿Sola?, ¿En noche buena?, ¿Cómo puede ser eso?... - Los dos se quedaron callados. Clara pensó que sí que podía pasar, cada año le ocurría, y la otra persona, al no oír respuesta, se dio cuenta de que era un charlatán...
- Perdona..., lo siento, es que siempre me pasa lo mismo. Me meto en líos por hablar demasiado - Imaginó que si aquella noche una persona estaba sola era porque o no tenía a nadie o odiaba la navidad de veras... Pero en vez de simplemente colgar, su impulso le volvió a abrir la boca. - Perdona, mi nombre es Jaime.... Sé que he metido la pata..., pero..., es mi forma de pedirte disculpas, desde este lado del teléfono. Soy de Madrid y suelo ser un bocazas, como seguro te has dado cuenta... - A Clara le gustó el tono en que se lo dijo. Jaime esbozó una sonrisa que a Clara le llegó al corazón, ese que hacía mucho tiempo tenía en pause.
- No te preocupes, Jaime, todos cometemos errores... - Para terminar con aquella conversación que a Clara le estaba empezando a gustar, pero que no quería continuar le contestó como él había hecho anteriormente - Me llamo Clara y soy de Madrid... Bueno, en fin..., encantada de...
- ¡De Madrid!! Pues..., si quieres..., dime dónde estás y te paso a buscar... - Clara empezó a quedarse sin saliba, el corazón le latía más rápido de la cuenta y las manos se le empezaron a agarrotar... ¿Irla a buscar? ...
-Perdona, pero..., no nos conocemos de nada...
-Sí, ya lo sé... Pero es que no puedo permitir que pases esta noche sola. Sí, ya sé que soy un bocazas y que la estoy fastidiando otra vez, pero es que..., es superior a mi. Mira, esta noche hemos alquilado un local bastante mono. Vamos algunos amigos. Yo tampoco tengo a mi familia aquí. Estoy en la ciudad por motivos de trabajo y también no tengo a mi familia cerca. Así estamos muchos compañeros de trabajo y hemos decidido pasar la noche juntos. No te asustes, somos todos de confianza - Clara seguía atenta a toda aquella conversación... Era un sueño, eso creía. Pero un sueño que le estaba empezando a gustar. Había pasado mucho tiempo sola, no tenía a nadie. Empezó a imaginarse en pijama, sola, en su sofá, con una tableta de turrón, una pizza grasienta y viendo los programas repetitivos de cada año en televisión. Sí, era una locura, lo de aquella fiesta, pero... Algo en su interior la llamaba, la animaba a decir que sí...
- Eo!!, ¿¿Clara, estás ahí?? - Jaime sabía que aquello era también una locura. A aquella chica no la conocía de nada, sólo había hablado con ella cinco minutos pero quería , deseaba que pasara la noche con todos sus amigos.
- Pues..., - Tragaba saliba..., y con los ojos cerrados y los dedos cruzados le respondió - ... Vale, me apunto... - Jaime sonrió, pero también un saltito le dió el corazón. ¿Hacía bien en llevar a aquella desconocida a su fiesta? en más de un jaleo se había metido, así que malo iba a pasar,¿ que fuera una psicópata o una loca ? No iba a tener tanta mala suerte ...
- Vale, pues dime tu dirección que en una hora paso a recogerte.
Se despidieron y Clara fue corriendo a su habitacíón para ver qué se ponía... No le preguntó qué debía ponerse. Si se arreglaba mucho tal vez diera el cante o si iba de calle..., tal vez la vieran como a una pobre muchacha sin nadie para celebrar la navidad. Así que sacó del fondo del armario unos pantalones oscuros de vestir, su camisa a juego, un chaleco que tenía reservado para una ocasión especial y se maquilló, después de dos años sin hacerlo. Sus pinturas estaban algo pasadas de moda pero aquel carmín rosa le seguía quedando bien.
Al poco rato sonó el interfono. Su corazón latía otra vez más rápido. Ya había pasado la hora, se le había echo corto.
- Ahora bajo... - Jaime esperó. Estaba nervioso. Después de colgar pensó en llamar a sus amigos, para contarle lo ocurrido. Tal vez ellos le dijeran que había hecho bien, pero conociendolos, guardó el móvil en su mochila. Pasara lo que pasara aquella noche iba a ser una anécdota más para contar por ahí.
Clara cerró la puerta con llave, y bajó por las escaleras. Estaba muy nerviosa para esperar el ascensor. Cuando llegó al portal, miró a su alrededor. No había nadie, estaba la calle desierta. "Se arrepintió, o es que ha sido todo un sueño?" Esperó unos segundos, pero nadie se dirigía a ella. Así que se volvió para atrás y desde dónde ella aún no sabe, apareció una mano y le tocó el brazo...
- ¿Clara?, eres ¿Clara? - Se giró y vió a un apuesto muchacho de ojos claros y pelo ondulado con sonrisa picarona y al mismo tiempo tierna y cariñosa. Todo ese nerviosismo se le convirtió en paz, su cuerpo se calmó y su sonrisa asomó.
- ¿Jaime? - Jaime vio a una hermosa joven, con tez blanca y ojos negros. Su mirada se veía un poco apagada. Transmitía cariño, dulzura, pureza pero sin ganas de que nadie lo vea. Todo ese cúmulo de sensaciones se agolparon en el pecho de aquel apuesto muchacho y sin dejar de mirarla, supo que aquella persona era especial. Sentimientos que fueron mutuos.
La fiesta, fue todo un éxito y Jaime y Clara se conocieron un poco más...









2 comentarios:

Mandragora31 dijo...

Este se lo tengo que contar a mis niñas!!
o mejor aún, mañana las pongo frente al pc y que lo lean ellas... y de paso que confirmen que Santa Claus existe ;D y Mamá Claus... ¡¡¡POR SUPUESTO!!!
Un besazo..

Marta dijo...

A mi me ha encantado su cuento Sra Claus, y cuando una tiene el romanticismo a flor de piel y le gusta soñar con éstas cosas, leer cuentos como el suyo hacen que sientas que hay situaciones raras, extrañas pero tan maravillosas que de repente hacen que vivas un sueño, como éste tan bonito que nos ha relatado.Un beso a Usted y a su esposo mantecoso, jeje, es bromita!tiene un cuerpecillo rechoncho precioso!muack